9 de febrero de 2014

Sensaciones: El síndrome del piloto automático. Pasando de la consciencia a la inconsciencia.

Lo llamo así porque esa era la sensación que yo tenía, al recordarme a mí mismo horas después, tras haber finalizado una mala sesión de trading con abundante sobreoperación.

Mi mayor aprendizaje como trader ha sido y es, el análisis y reflexión que hago de mi mismo tras una sesión de trading. Es este trabajo el que te sirve para mejorar el comportamiento día tras día, semana tras semana. ¿Os habéis grabado mientras desarrollabais una sesión de trading? ¿Habéis probado a grabar vuestro rostro durante una sesión? Son tremendas las conclusiones que se obtienen.
Cuando eres un aspirante a trader con las normales carencias iniciales, una grabación te muestra débil, inquieto, ansioso, miedoso, apresurado, impaciente. Si le pasasen estas imágenes a un posible inversor, éste saldría corriendo apresuradamente. No dejaría a esa persona que le gestionase ni un chavo. El síndrome del piloto automático es un estado mental en el que un aspirante a trader suele comenzar a entrar a los 15-45 minutos de haber comenzado su sesión. Se trata de una especie de hipnosis debida a una combinación de factores.

El factor principal que lo motiva es un excesivo seguimiento visual de la oscilación del precio. Vela arriba, vela abajo, retroceso, etc. El movimiento del precio nos emboba, al igual que lo hace una atractiva/o chica/o al cruzarse frente a nosotros por la calle. El resto de objetos y sensaciones externas desaparecen momentáneamente. En el ejemplo de la/el chica/o la hipnosis suele ser cuestión de segundos, pero los movimientos del precio nos atrapan durante toda la sesión de trading.

El siguiente factor que nos arrastra a entrar en un estado de piloto automático es la forma y resultado de llevar a cabo el primer trade, o mejor dicho, en nuestra actitud frente a ello. Si abrimos un trade, y a los pocos minutos lo cerramos por pensar que nuestro sistema no había generado ninguna señal, y por lo tanto, no deberíamos haberlo abierto, se enciende una luz amarilla de alarma. Algo ha comenzado a fallar. ¿Disciplina? ¿Me encuentro nervioso o ansioso? ¿Mi ego quiere ganar hoy mucho dinero? ¿Estoy cansado y quizás poco ágil mentalmente? Repito, se trata de una señal de alarma. Cuidado.

Supongamos sin embargo que hemos abierto el trade, pero que este respondía efectivamente a la generación de una señal que me ha dado mi sistema. A los pocos minutos salta el stop. No pasa nada. Sabemos del componente aleatorio del movimiento de los precios, así que hemos de tener claro que siempre va a haberlos, y que nada podemos hacer por evitarlos. He abierto el trade porque mi sistema me ha generado una señal. Será cuestión de revisar mi sistema, o pura aleatoriedad. 

El problema se genera si olvido por un momento que esto es así, y encajo el fallo del trade como una “derrota en mi camino como trader”. En ese momento la mente se desenfoca y comienza a preguntarse qué es lo que se ha hecho mal, y porqué el precio ha girado de esa forma.

Cuando nuestra mente ya esté orientada hacia las reglas y el entorno del trading simplemente seguirá adelante haciendo su trabajo correctamente, pero en el caso de un aspirante a trader, o en el caso de un trader experimentado que tiene “un mal día” eso no ocurre. En estos casos la mente pierde el foco de la sesión y sólo trata de buscar explicaciones a ese mal trade. La mente se lo toma como un fracaso personal. Alarma. Alerta roja. Acabo de entrar en un estado de piloto automático. Es muy probable. Lo que suceda a partir de este momento ya no se rige por mis reglas, mis norma ni mi sistema. Mis sensaciones han tomado el control (exceso de ego, codicia, miedo al fracaso, no asumir una pérdida, etc.), y cualquier cosa es posible.

Se trata de un estado de inconsciencia. No se razona. Sólo se sigue al precio, arriba y abajo, como si fuésemos un rebaño que sigue al cordero de delante. Nuestra mente necesita en ese momento una victoria y es por ello que quiero estar dentro del mercado, lo necesito. Tengo que abrir otra operación. Si fallo abriré una nueva. Tengo que recuperarme. Necesito sólo una buena para calmarme. Si logro una buena ya no abriré ninguna más. Acabo de rebasar mi límite de pérdida diaria…bueno -pienso- si fallo la siguiente la descuento de la sesión de otro día… autoengaño continuado. Todas estas expresiones se las repite un trader en estado de piloto automático.

Es algo así como estar conduciendo por la noche en una autopista y que te metiesen en vena sin darte cuenta el equivalente a 6 ginebras. De hecho, cuando alguien se bebe 6 ginebras solamente es consciente de que va borracho en un sentido muy simplista. Piensa que ha bebido. Pero no es consciente de las connotaciones que esto tiene. Por ese emotivo un borracho no tiene inconveniente en ponerse al volante de un coche. Sin embargo, antes de salir de copas, o al día siguiente de la juerga tendría absolutamente claro que había cometido una locura conduciendo el coche.

Cuando un trader finaliza la sesión, muerto o mal herido, y se recuerda así mismo en la sesión de trade que ha hecho, se pregunta por qué hizo lo que hizo. Es más, puede llegar a pensar que alguien se apoderó de su mente, y clickeaba el ratón comprando y vendiendo como un pistolero, sin regirse por norma ni regla alguna. Cuando el trader vuelve a la consciencia es consciente de lo que ha hecho, y de que no debía haberlo hecho, sin embargo, como un alcohólico, volverá a repetirlo. El síndrome del piloto automático volverá a apoderarse de él muchas veces antes de que logre evitarlo para siempre. De hecho, buenos traders profesionales han perdido mucho o casi todo su dinero porque un día, no saben cómo ni porqué,  entraron en un estado de piloto automático que les arrastró a operar sin control alguno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario