Cuando tenía graves problemas de
“sobreoperación” mi reto durante 2 semanas fue:
“no abrir más de 3 operaciones diarias, ni más de 12 operaciones
semanales”. La primera semana fallé, y tuve que volver a comenzar el reto.
Las 2 siguientes lo conseguí. El pensamiento de “puedo hacerlo” fue el premio.
Qué gran sensación.
Cuando tenía graves problemas de
“indisciplina para seguir mis propias
normas” mi reto fue el de cumplir durante 1 semana cada una de mis
principales reglas. Casi todas las semanas obtenía pequeños triunfos.
No me concentraba en ganar o
perder dinero (operaba con minilotes) sino en superar esos pequeños y
accesibles retos. La sensación de “he podido” era muy motivante. Podía, claro
que podía.
La más difícil fue la de “escoger un punto de entrada que realmente
suponga una oportunidad”. Al contrario de lo que muchos dicen (eso deja
claro que un trader = un sistema y una problemática diferentes) mi problema no
era dejar correr los beneficios. Eso lo hacía muy bien. No tenía ningún
problema en dejar de consultar la cotización o ponerme un punto de salida muy
lejano. Mi problema es no había forma de coger una buena entrada, puesto que la
mayoría de veces me barrían la posición.
Bien…e incluso eso me lo planteé
como una serie de pequeños retos. Con un minilote entraba al mercado como solía
hacerlo habitualmente, y después esperaba a ver si el mercado me daba una clara
oportunidad de entrar con aparente ventaja. Cuando me la daba entraba y
comparaba los resultados.
A toro pasado verificaba si el
reto de “escoger un punto de entrada que
realmente suponga una oportunidad” se había cumplido.
Aunque supongan pequeñas
victorias, es necesario y saludable darnos el placer de saber que aunque la
tarea es ardua y difícil, poco a poco podemos alcanzarla.
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