Mi mayor aprendizaje como trader
ha sido y es, el análisis y reflexión que hago de mi mismo tras una sesión de
trading. Es este trabajo el que te sirve para mejorar el comportamiento día
tras día, semana tras semana. ¿Os habéis grabado mientras desarrollabais una
sesión de trading? ¿Habéis probado a grabar vuestro rostro durante una sesión?
Son tremendas las conclusiones que se obtienen.
Cuando eres un aspirante a
trader con las normales carencias iniciales, una grabación te muestra débil,
inquieto, ansioso, miedoso, apresurado, impaciente. Si le pasasen estas
imágenes a un posible inversor, éste saldría corriendo apresuradamente. No
dejaría a esa persona que le gestionase ni un chavo. El síndrome del piloto
automático es un estado mental en el que un aspirante a trader suele comenzar a
entrar a los 15-45 minutos de haber comenzado su sesión. Se trata de una
especie de hipnosis debida a una combinación de factores.
El factor principal que lo motiva es un excesivo seguimiento visual
de la oscilación del precio. Vela arriba, vela abajo, retroceso, etc.
El movimiento del precio nos emboba, al igual que lo hace una atractiva/o
chica/o al cruzarse frente a nosotros por la calle. El resto de objetos y
sensaciones externas desaparecen momentáneamente. En el ejemplo de la/el chica/o
la hipnosis suele ser cuestión de segundos, pero los movimientos del precio nos
atrapan durante toda la sesión de trading.
El siguiente factor que nos arrastra a entrar en un estado de piloto
automático es la forma y resultado de llevar a cabo el primer trade, o mejor
dicho, en nuestra actitud frente a ello. Si abrimos un trade, y a los pocos minutos
lo cerramos por pensar que nuestro sistema no había generado ninguna señal, y
por lo tanto, no deberíamos haberlo abierto, se enciende una luz amarilla de
alarma. Algo ha comenzado a fallar. ¿Disciplina? ¿Me encuentro nervioso o
ansioso? ¿Mi ego quiere ganar hoy mucho dinero? ¿Estoy cansado y quizás poco
ágil mentalmente? Repito, se trata de una señal de alarma. Cuidado.
Supongamos sin embargo que hemos abierto el
trade, pero que este respondía efectivamente a la generación de una señal que
me ha dado mi sistema. A los pocos minutos salta el stop. No pasa nada. Sabemos
del componente aleatorio del movimiento de los precios, así que hemos de tener
claro que siempre va a haberlos, y que nada podemos hacer por evitarlos. He
abierto el trade porque mi sistema me ha generado una señal. Será cuestión de
revisar mi sistema, o pura aleatoriedad.
El problema se genera si olvido por un momento que
esto es así, y encajo el fallo del trade como una “derrota en mi camino como
trader”. En ese momento la mente se desenfoca y comienza a preguntarse qué es
lo que se ha hecho mal, y porqué el precio ha girado de esa forma.
Cuando nuestra mente ya esté
orientada hacia las reglas y el entorno del trading simplemente seguirá
adelante haciendo su trabajo correctamente, pero en el caso de un aspirante a
trader, o en el caso de un trader experimentado que tiene “un mal día” eso no
ocurre. En estos casos la mente pierde el foco de la sesión y sólo trata de
buscar explicaciones a ese mal trade. La mente se lo toma como un fracaso
personal. Alarma. Alerta roja. Acabo de entrar en un estado de piloto
automático. Es muy probable. Lo que suceda a partir de este momento ya no se
rige por mis reglas, mis norma ni mi sistema. Mis sensaciones han tomado el
control (exceso de ego, codicia, miedo al fracaso, no asumir una pérdida, etc.),
y cualquier cosa es posible.
Se trata de un estado de
inconsciencia. No se razona. Sólo se sigue al precio, arriba y abajo, como si
fuésemos un rebaño que sigue al cordero de delante. Nuestra mente necesita en
ese momento una victoria y es por ello que quiero estar dentro del mercado, lo
necesito. Tengo que abrir otra operación. Si fallo abriré una nueva. Tengo que
recuperarme. Necesito sólo una buena para calmarme. Si logro una buena ya no
abriré ninguna más. Acabo de rebasar mi límite de pérdida diaria…bueno -pienso-
si fallo la siguiente la descuento de la sesión de otro día… autoengaño
continuado. Todas estas expresiones se las repite un trader en estado de piloto
automático.
Es algo así como estar conduciendo
por la noche en una autopista y que te metiesen en vena sin darte cuenta el
equivalente a 6 ginebras. De hecho, cuando alguien se bebe 6 ginebras solamente
es consciente de que va borracho en un sentido muy simplista. Piensa que ha
bebido. Pero no es consciente de las connotaciones que esto tiene. Por ese
emotivo un borracho no tiene inconveniente en ponerse al volante de un coche.
Sin embargo, antes de salir de copas, o al día siguiente de la juerga tendría
absolutamente claro que había cometido una locura conduciendo el coche.
Cuando un trader finaliza la
sesión, muerto o mal herido, y se recuerda así mismo en la sesión de trade que
ha hecho, se pregunta por qué hizo lo que hizo. Es más, puede llegar a pensar
que alguien se apoderó de su mente, y clickeaba el ratón comprando y vendiendo como
un pistolero, sin regirse por norma ni regla alguna. Cuando el trader vuelve a la
consciencia es consciente de lo que ha hecho, y de que no debía haberlo hecho,
sin embargo, como un alcohólico, volverá a repetirlo. El síndrome del piloto
automático volverá a apoderarse de él muchas veces antes de que logre evitarlo para
siempre. De hecho, buenos traders profesionales han perdido mucho o casi todo
su dinero porque un día, no saben cómo ni porqué, entraron en un estado de piloto automático
que les arrastró a operar sin control alguno.
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